Cines Verdi

Uno de los cines más antiguos que sobreviven en nuestra ciudad. Inaugurado en 1926 con una única sala de proyección, el antiguo cine Salón Ateneo ha sido testigo directo de la evolución de este oficio y de la revolución que ha supuesto la aplicación de la tecnología al llamado séptimo arte. Así, tras seis décadas como uno más de los cientos de cines de barrio que existían en Barcelona, el cine Verdi experimentó su primera transformación en 1987 cuando se amplió el espacio de una única sala a tres. La segunda llegaría en 1992 cuando se abrieron dos nuevas salas, adaptándose a los espacios multicines predominantes en ese momento. Finalmente, la adquisición en 1995 de un nuevo espacio con cuatro salas más en la vecina calle Torrijos otorgaría al complejo la dimensión con la que ha llegado hasta nuestros días.

Uno de los principales méritos de los Cines Verdi es el de su adaptación a las corrientes y modas de cada época sin renunciar a su esencia, la de un espacio de culto para los amantes del cine más indie en el que refugiarse de blockbusters, musicales y el resto del catálogo habitual en los circuitos comerciales. Así, su filosofía de exhibición ha ido evolucionando, de la misma manera que también lo hacen los hábitos de consumo cultural del público. En esa línea, de una primera época regida por un cine más exigente y radical se ha ido pasando progresivamente a una programación más ecléctica y variada.

Entre los motivos que han hecho de los cines Verdi la meca de los más cinéfilos podemos destacar tres: el primero es que fue el primer cine que apostó por abrir sus puertas los siete días de la semana. Visto con la perspectiva del tiempo y con infinidad de multicines en centros comerciales puede parecer poca cosa, pero si tenemos en cuenta que sus gestores adoptaron esta medida en 1987, cuando nadie más lo hacía hay que reconocer su visión de futuro. Otro de sus distintivos es la emisión de películas en versión original subtituladas. Es por ello que sigue siendo uno de los cines preferidos de la población extranjera residente en Barcelona, poco acostumbrada al doblaje de las películas. Y finalmente, los amantes del cine familiar encuentran en él uno de los pocos lugares en los que disfrutar de una auténtica matinal de cine, dentro del ciclo Verdi Kids, que repone, de manera continuada, grandes clásicos del cine infantil.