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El Ayuntamiento de Barcelona, junto con la Catedral, decidió recuperar para todos los ciudadanos una de las fiestas más antiguas y lucidas que a lo largo de la historia se han celebrado en la ciudad: el Corpus Christi.
L’ou com balla, fechada desde el 1637, es una de las tradiciones más singulares de Barcelona y se ha distinguido por ser el único lugar del mundo donde actualmente se hace bailar el huevo. La costumbre, que consiste en hacer bailar un huevo en los surtidores de claustros, patios y jardines, no se ha visto interrumpida y algunos son muy antiguos: el del claustro de la Catedral es el primero que hay documentado de la ciudad y se remonta al 1440. También son muy emblemáticos el del Museo Frederic Marès y el de la Casa de l’Ardiaca, que puedes observarse desde la galería superior.
Esta costumbre tiene como elementos principales el huevo, el agua y la abundancia de flores; los tres elementos con interpretaciones simbólicas de fecundidad y regeneración, propias de la estación primaveral en plena vitalidad. Aunque de origen discutido, L’ou com balla, tiene diversas interpretaciones: se le ha atribuido la representación de la exaltación a la Eucaristía (el huevo) por encima del cáliz (la cesta que lo recoge y que envuelve el chorro de agua, ricamente decorada con flores y cerezas); popularmente, representa la Sagrada Forma dentro de una rica custodia adornada con piedras preciosas.
Para algunos es una metáfora del ciclo de la vida y una referencia al tiempo y al movimiento continuo. También hay quien cree que nació como entretenimiento de los nobles de la calle de Montcada, mientras esperaban el paso de la procesión de Corpus Christi.
La costumbre de hacer bailar el huevo no sólo puede verse en los patios del casco antiguo de Barcelona (Ciutat Vella). Actualmente, también se ha extendido a muchas otras fuentes de edificios púbicos, religiosos y privados del resto de la ciudad.