Fiestas de Gracia

Declaradas Fiestas de Interés Nacional de Cataluña y distinguidas con la Creu de Sant Jordi, las fiestas de Gracia son motivo de orgullo para sus habitantes, que las consideran la máxima expresión de su identidad. El gran hecho diferencial de las fiestas de Gracia son sus calles, engalanadas y adornadas por los propios vecinos. Durante todo un año organizan la decoración de sus propias calles, plazas y balcones con materiales y temáticas muy diversas con un mismo objetivo: proclamarse la mejor calle de las fiestas. Un paseo por el barrio de Gracia se convierte en una experiencia onírica, en la que se puede pasar del barco de Piratas del Caribe a Invernalia o el Muro de Juego de Tronos con solo cambiar de calle.

Además del concurso de calles, las fiestas cuentan con hasta un millar de actividades pensadas para todas las edades, desde talleres para los más pequeños, a charlas, cenas o incluso una yincana familiar para conocer el barrio. También se organizan comidas populares, desfiles de gigantes y cabezudos o correfocs. Otro de los grandes reclamos de las jornadas son sus conciertos, hasta 200 en apenas una semana que hacen las delicias de aquellos que quieren disfrutar la mejor música del momento “a la fresca”. Aunque sea solo hasta las 2 de la madrugada, hora oficial de finalización de los actos por decisión de los propios vecinos para garantizar su descanso.

Gran parte del enorme arraigo del que gozan estos festejos en el barrio se debe a su enorme longevidad, ya que los primeros vestigios de esta celebración sitúan la fiesta en 1817, hace ya más de 200 años. Ni la guerra ni la dictadura consiguieron acabar con esta bonita tradición, tremendamente popular en toda la ciudad, y que acabó de recibir un último impulso con su inmortalización en la novela La Plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda, en la que la joven Colometa disfruta como una graciense más en los entoldados de su barrio.