Gràcia
Hasta finales del siglo XIX, el barrio de Gràcia era un pueblo independiente de Barcelona, pero acabó siendo integrado; aunque todavía conserva sus casas bajas y su riquísima vida cultural y artística.
De punta a punta, el modernismo aparece omnipresente en Gràcia, con la gran marca de Antoni Gaudí: desde la parte más alta del elegante paseo de Gracia, dónde encontramos la Casa Fuster, hasta la espléndida Casa Vicens, pasando por el Mercado de la Llibertat y el Park Güell, ya en la parte alta del barrio.
La rambla del Prat es la principal avenida modernista, con importantes fincas residenciales y con detalles por descubrir, como las máscaras esculpidas por Pau Gargallo en la fachada del antiguo Teatro Bosc, que representan grandes genios de la cultura catalana, como Picasso y Nonell.
La plaza del Diamant, que da nombre a una de las novelas más populares de la literatura catalana, escrita por Mercè Rodoreda, sintetiza el espíritu de los habitantes de Gràcia, que son capaces de hacer perdurar en los años una de las fiestas mayores más creativas de España: cada mes de agosto, los vecinos pugnan por engalanar sus calles con motivos que ellos mismos crean.
En realidad, Gràcia es un compendio de plazas, como la de la Vila de Gracia, con su magnífico campanario decorado con signos del zodíaco; la del Sol, llena de bares y cafeterías; o la de la Revolució, que conduce hasta la calle Verdi, una de las más genuinas a nivel de oferta artística y comercial, y desemboca en la neurálgica plaza de la Virreina.
Pero, si hay realmente algún rasgo diferenciador del barrio de Gràcia es que tiene mucha vida, tanto de día como por la noche.
Barrios:
Vallcarca i els Penitents, El Coll, La Salut, Vila de Gràcia, El Camp d’en Grassot y Gràcia Nova.