- Aire libre
- Aire libre
Los jardines sorprenden al viajero por la cantidad y las dimensiones que llegan a alcanzar algunas de las plantas y árboles centenarios que atesoran.
Metro: L5 (Azul) - Diagonal
FGC (Ferrocarriles): Provença
Un oasis de vegetación en el corazón de Barcelona. Así podrían definirse los jardines que alberga el Palau Robert, edificio neoclásico construido a caballo de los siglos XIX y XX por encargo del aristócrata Robert Robert, que eligió el burgués Paseo de Gracia para fijar su residencia familiar. Como toda residencia burguesa, la finca debía contar con una amplia zona ajardinada en la que poder disfrutar de la naturaleza. Para ello se contrató al jardinero municipal Ramón Oliva, que diseñó un jardín de vegetación abundante y con las palmeras que se utilizaron en la Exposición Universal de 1888.
Tras diversos usos desde que en 1903 se instalase allí la familia Robert, la Generalitat se hizo con la propiedad de todo el recinto, convirtiendo el palacio en un lugar clave para dar a conocer a Cataluña mediante exposiciones, actos y actividades que allí se realizan de forma regular. Con la adquisición del inmueble, la Generalitat se hizo también con la propiedad del jardín, un espacio privilegiado que fue abierto a la ciudadanía para que todos pudiesen disfrutarlo por igual. Gracias a eso, hoy día es posible pasar del bullicio más ensordecedor, que ofrecen dos arterias clave como son la Diagonal y el Paseo de Gracia, a la tranquilidad de un espacio natural en el que pasear, leer o desconectar del mundanal ruido por un rato.
Su copiosa vegetación o sus numerosas especies de árboles centenarios y plantas han hecho de este reducto una de las joyas naturales más emblemáticas del Eixample en la que disfrutar del arte y la arquitectura. Bien sea contemplando las formas, columnas y líneas que ofrece el estilo neoclásico, bien sea a través de la escultura La Lluna, de Kiku Mistu, que se ubica en el jardín, y en la que se puede encontrar reflejado el poema de J.V. Foix, És quan dormo que hi veig clar.