- Tapas
- Gastronomía Local
- Cocina de Autor
Nunca el pecado fue tan sabroso como en este restaurante del barrio de Gracia.
Metro: L3 (Verde) y L5 (Azul) - Diagonal
FGC (Ferrocarriles): L6 - Gràcia
Autobús: 6, 33, 34 y H8
Santa Gula hace una oda del buen comer sin mayor necesidad que la de darle gusto al cuerpo. Llegarás con hambre, pero seguirás comiendo una vez que hayas saciado tu instinto. Esta pequeña casa de comidas se ubica en un extremo del barrio de Gracia, a unas pocas calles de convertirse en Sarrià-Sant Gervasi y es una gran alternativa a tener en cuenta tanto si estás descubriendo el barrio de paso por Barcelona como si estás trabajando por la zona. Su propuesta gastronómica se ajusta a la temporalidad de las estaciones, ofreciéndote aquello que podemos encontrar en los mercados del barrio, con productos de temporada para recetas de corte mediterráneo con guiños a otras gastronomías también populares, inspeccionadas y analizadas por sus creadores en una búsqueda incesante de un giro novedoso a los platos tradicionales de toda la vida.
Por eso el menú base se va modificando de forma progresiva cada 15 días, adaptándolo a los productos que podemos encontrar en el mercado en ese momento. Aún así, Santa Gula cuenta con una carta muy extensa y llena de matices que lo convierte en un sitio de esos que merece la pena descubrir de forma progresiva y sin juzgarlo por una única experiencia. La oferta estrella del local son las tapas y platillos, en formato reducido, ideales para compartir y descubrir recetas interesantes como los langostinos en pasta kataifi con mango y chili rojo o el carpaccio tibio de calabacines, queso de cabra, anacardos y hierbabuena. Y para los amantes de la carne, Santa Gula cuenta con un steak tartar de vaca al parmesano con alcaparras, yema de huevo y rúcula así como unas albondiguillas de cordero y cerdo ibérico estilo thai con plátano macho.
Una de sus principales características es que abren todos los días del año y en horario ininterrumpido, de manera que uno podría desayunar, comer, tomar algo e incluso cenar en este restaurante sin moverse de la mesa. Y es que todo en Santa Gula invita a caer en la tentación y no martirizarse demasiado por el hecho. Al final solo basta mirar alrededor y contemplar la barra y las otras mesas, normalmente llenas de familias y grupos disfrutando de platillos y tapas, para dar la razón a los creadores de este espacio, que consideran que en cuestión de comer todos hemos nacido pecadores.