Torre del Reloj

La edificación consiste en una estructura de base cuadrada y un pie de gran altura que se remata con un cuerpo cuadrado donde se encuentra el reloj. Su construcción data de 1772, cuando fue diseñado por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom, que se encargó de la renovación de todo el puerto, para convertirlo en un símbolo fundamental del barrio durante el siglo XVIII.

Una de las anécdotas más curiosas del edificio es la relevancia que tuvo en su momento para establecer el sistema métrico decimal internacional que impera en la actualidad. Fue en 1791 cuando la Academia de Ciencias de París se decidió por buscar un sistema de medidas único para toda Europa. Se tomó para ello de referencia el meridiano de París, concretamente en su tramo entre Dunkerque y Barcelona.Pues bien, la torre del reloj fue uno de los puntos geodésicos donde el científico Pierre François André Méchain tomó las medidas que sirvieron de base del sistema métrico decimal. Además, la torre se encontraba en un punto estratégico inmejorable, pues su ubicación coincidía con la intersección entre un paralelo y el Meridiano de París. De hecho, años después Ildefons Cerdà aprovechó esta condición para el diseño de las avenidas Paral·lel y Meridiana en el proyecto de l’Eixample, que coinciden exactamente con las líneas ficticias que le dan el nombre.

Ya en el siglo XX, las mejoras introducidas en el puerto de Barcelona, el faro dejó de ser imprescindible en 1904, fecha en la que se construyó el faro de Montjuic, vigente hasta la actualidad. Aunque los responsables de la remodelación barajaron la posibilidad de derruir el icónico faro, su arraigo como símbolo del puerto lo salvó. Es por eso que se encontró la solución intermedia de reconvertirlo en reloj, función con la que ha llegado hasta nuestros días.